miércoles, 29 de agosto de 2012

Quieres y ansias atrapar la felicidad.

"Existimos mientras alguien nos recuerda". 
No tienes ni idea de dónde has escuchado eso. De repente piensas que es la primera vez que oyes esto, y te preguntas si en realidad existes, si alguien te recuerda o si fuiste tú el que con el poder de eliminar los recuerdos de las personas borraste cada uno de los baúles almacenados en la memoria de los que pensabas que realmente te querían. Esto te lleva a pensar si alguien te quiere, y te dices: "Los que me aman de verdad se pueden contar con los dedos de la mano izquierda".
Te llegas a plantear si esas personas se preocupan, o si detrás de esas sonrisas que recibes hay rencor, o mentiras. 
Llegas a pensar que los "¿qué tal estás? " son simplemente para complementar una maldita conversación sin importancia. Quién te iba a decir a ti que esa pregunta se convirtiese en algo tan cotidiano ... 
Piensas y te das cuenta de que a nadie le importa cómo estás, o cómo te sientes. Simplemente se acercan a preguntarte por pura cortesía. 
Por fin abres los ojos y te das cuenta de que la gente de tu alrededor lleva máscaras, y que si alguna vez se las quitan, te llevarías un susto de esos que te quitan el hipo. 
Te sientas en un banco, sólo. Te sientes hundido planteándote estas preguntas: "¿Te importo? ¿De verdad me quieres? ¿Quieres saber lo que realmente siento?". 
Quieres saber las respuestas, pero ya te lo digo yo, nadie se acercará al banco para darte respuestas. Tendrás que ser tú el que se busque la vida y contestes a tus propias dudas, porque ahora definitivamente eres una gota en medio del océano. A nadie le importas. 
Finges estar alegre para complacer la felicidad de otros; pero no sabes, o finges no saber que eso te está quemando, matando. Podría decirse que actúas como un completo idiota cuando te preocupas por lo demás  sabiendo que tal vez ellos -sí esa gente que solías conocer, pero que  ahora ya te parecen unos desconocidos- jamás te van a ayudar. 
Y aquí aparece una pregunta: ¿Por qué estoy pensando en esto? Y tú solo te contestas: Porque estoy cansado, harto de esconder estas preguntas
Tal vez el problema es que tienes un nudo en la garganta y eso te impide hablar, por eso no te atreves a formularle las preguntas a esas personas que quieres. Un día ese nudo se hará tan grande que explotará, y allí estaré yo, para responderte y decirte que yo también me había sentido así. 
Tu cabeza está llena de porqués, y estás jodido, nadie te ayuda. Evitas la lágrimas porque te crees que eres valiente, pero tarde o temprano también llorarás; ya que los gigantes también se caen, aunque no te lo creas.
Siento decirte esto, pero al igual que yo, vives en un mundo de engaños y mentiras. Prefieres esconderlos porque al igual que yo quieres y ansias atrapar la felicidad.  







Publicado por Elenaa. Copyright infringement (c) 

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