miércoles, 14 de diciembre de 2011

Capítulo 15: Nada, esa es la palabra.

Phill:

Me encantaría mentirte y decirte que todo va maravillosamente bien; pero no es así. Espero que lo que vayas a leer no haga que te sientas mal.
Desde el momento en el que te fuiste, mi mundo es un caos en el que la tristeza y el odio son mis sentimientos favoritos. ¿Por qué? Te preguntarás …
Pues la razón es que mis padres desaparecieron. Si, murieron. No me preguntes los porqués ni los comos porque no los sé.

No pensaba escribirte, tan solo la idea que me sugirió mi abuela me ha impulsado a escribir estas escasas palabras.
Espero que os vaya genial a ti y a tu familia,

Un fuerte abrazo,

Liza.



Las pocas palabras que le había escrito a Phillipe, le bastaba para comprender la situación.
A pesar de que era Sábado, me sentí profundamente cansada. La fatiga y el cansancio no eran porque había dormido poco, si no por las pesadillas de la noche anterior. Sentía como esas pesadillas se hacían realidad, y eso hacía que tuviese miedo, y lo peor era que no podía evitar soñar esas cosas aterradoras que me comían la cabeza al día siguiente.
Me asomé a la ventana. El manto blanco del invierno cubría por completo a Darkness; se podían ver los tejados de las casas cubiertas de nieve. El mes de diciembre se acababa. Estábamos a 21 de diciembre cuando aún no había olvidado lo sucedido con el pacto que tuve con la mujer a cambio de que ella salvase a Ariana y a Alex. Habían pasado ya dos meses desde aquel día. En escalofrío me recorrió el cuerpo y sentí una helada corriente rozándome la cara. Me preguntaba por qué de repente, en cuanto pensé en aquel día el cuerpo se me venía abajo, no debía de tener miedo de una mujer. No debía de tener miedo. No. Las manos me temblaban. Aunque intentase quedarme con la idea de no tener miedo, no podía.

Mis pensamientos se congelaron cuando la puerta se abrió de golpe. En aquel momento, si tenía miedo, mucho miedo.
La puerta estaba detrás mía, no quería girarme para ver que había junto la puerta, un presentimiento me dijo que algo me estaba esperando. De repente oí pasos acercándose a la ventana, donde yo estaba. Sentí un aliento frío acercándose a mi cara. Debía de huir si no quería que aquella cosa me matara. No sé si me quería matar o no pero aquello no me gustaba, y ese era la única razón lógica que encontraba a que la puerta se abriera de aquella manera, y que sintiera una corriente helada acercándose a mí. Me giré y mi corazón latió deprisa.



No había nadie, simplemente yo y las paredes. La puerta estaba abierta pero no había rastro de ninguna cosa extraña. Salí al pasillo que conectaban mi habitación con la de mi hermana y no había nada. Nada. Nada, es la palabra exacta para lo que vi. Bajé las escaleras y allí empecé a morderme los labios para no gritar. Vi una figura de una mujer que llevaba una capa negra cerrando la puerta principal de la casa. Fui corriendo a abrir la puerta. La mujer no estaba, y no había marcas de pisadas en la nieve. Entré de nuevo a casa y el ruido de los latidos de mi corazón casi me destrozaba el pecho. Un sudor frío recorrió mi cara y supe que ya era el fin. Lo que firmé con sangre fue la salvación para mis amigas pero la muerte para mí. La bruja me estaba buscando.



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Sé que es corto este capítulo, pero prefiero que tengáis intriga para darle un poco de emoción a esto xDD
Naaahh xD Ya tengo escrito el capitulo 16 y ya veréis lo que va a pasar, con eso lo digo todo,

Un fuerte abrazo a todos y espero que os haya gustado ;D

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Capítulo 14: EL PASADO ES ALGO COMPLICADO

Alex y Anth continuaron bailando mientras que yo les miraba. Me extrañaba mucho que Debby no hubiese venido a la fiesta. Tampoco había rastro de Madeleine. Vi a Dylan acercándose a Ariana, este le dedicó una de sus mejores sonrisas y se sentó al lado suyo para hablar con ella. Podía oír perfectamente su conversación.
-Lo siento he tenido que ir a comprobar una cosa-Le dijo.
-No pasa nada-Ella le miraba con los ojos cansados, como si estuviese rara en esa situación-. ¿Dónde está Debby?
Lo mismo me preguntaba yo. A veces me preguntaba si Ariana podía leerme la mente. Me concentré más en la conversación intentando descubrir que le había pasado a mi hermana.
-Está con Mary y con Madeleine. Se han ido a casa de Madeleine para que ella pudiese entregarle los regalos, supuestamente le han hecho una fiesta sorpresa en casa de Madeleine, por eso la gente se está largando-Miré la casa. Era verdad no había casi nadie allí, y la pista de baile estaba casi vacía-. Luego tendré que ir a recoger a Debby si no quiero que su hermana me mate.
Le hice un mohín.
-Ariana, se que pensarás que estaré borracho, pero aún recuerdo la vez en la que te conocí, y el momento en el destrocé nuestra amistad, lo siento.
-Pues si que estás borracho-Dirigió la vista a la bola de disco, conteniéndose a no estallar, cuando respiró profundamente, pudo decir algunas palabras-. Sé que pensarás que soy muy dura, pero … lo que hiciste no te lo podré perdonar nunca.
-Lo sé, y lo siento de verdad- Cogió su mano y la acarició-. No sabía lo que hacía, en aquellos tiempos yo era un niñato sediento, de verdad Ariana, lo siento, dame otra oportunidad.
Me costaba un poco entender a Dylan. ¿Con eso quería decir que quería volver a ser su amigo? ¿O que quería ser su novio? ¿O que estaba demasiado borracho?
-¿Y me lo dices ahora? ¿Cuándo estás saliendo con Debby?- Vale, ahora lo entendía todo.
-Sólo te estoy diciendo que seamos amigos.
-Dylan … de verdad … dejémoslo como estaba- Le miró a los ojos y podía sentir como la respiración de Ariana aceleraba-.¿De verdad piensas que no vas a cometer el mismo error?
-Ariana …
Ella se levantó y se fue al jardín y yo la seguí. Me parecía bien lo que le había dicho. Dylan era un Victorioso, ella no debía de estar con él, ni mi hermana tampoco. Me acerqué a ella y la abracé. A lo mejor no quería que la consolara, pero … no me importaba, de todos modos yo hacía las cosas a veces sin pensarlas.
-Ariana, no pasa nada.
-Ya lo sé. Tan solo es que me ha sorprendido que él quisiese que yo le perdonara-Me miró y rió para sus adentros, como si pensara que lo que él había dicho había sido estúpido-. No le puedo perdonar. Somos enemigos, no podemos estar juntos aunque él me jure, y me vuelva a jurar que no volverá a hacer lo mismo, yo no puedo ni estar con él, ni ser su amiga ni nada de eso. Fue un estúpido cuando quiso matar a mi madre y luego alimentarse de su sangre, y me hizo daño. Creía que éramos, de verdad, amigos. Pero estaba conmigo por puro interés.
-… Estoy de acuerdo contigo, y no lo digo por consolarte sino porque tú eres como yo y no debemos estar con gente sucia.
-Tú hermana está con un Victoriosos-me dijo.
-Lo sé pero ella es muy cabezota, se ha enamorado de verdad.
Desvió la vista hacia el suelo y no dijo nada, simplemente se apartó de mí y empezó a andar para buscar a Alex. Andaba detrás de ella, sin pronunciar ninguna palabra. Yo sabía que Ariana estaba confusa. Aunque quisiera amar a Dylan, el pasado volvía a su cabeza recordando algo que no quería mencionar en su vida. Era como dejar su pasado a parte pero este no le dejaba vivir una vida tranquila. Veía su rostro pálido en el que sus ojos mostraban valentía cuando en realidad lloraban en su interior. Veía una cara detrás de otra, una lagrima detrás de una sonrisa. Yo no podía hacer nada, conocía a Ariana y sabía perfectamente que los ánimos y las preguntas empeorarían más la situación; prefería quedarme callada mientras que la veía. Encontramos a Alex en la puerta principal de la casa de Mary esperándonos.

Cogimos el autobús para volver a casa. El autobús estaba vacío, y sólo el ruido del motor hacia que me sintiera cómoda a pesar de la noche desastrosa . Ariana tenía apoyada la cabeza en la ventana del autobús deseando que pudiera ver cerca su casa. Cuando llegó a su parada, bajó corriendo. Alex intentó alcanzarla, y lo consiguió. Yo me asomé por la ventana y vi como Ariana abrazaba a Alex llorando, movía la boca para poder decir algo pero su cuerpo temblaba. Alcé la mano para despedirme, y Alex me miró con una mirada apenada y yo me quedé paralizada.

Bajé en mi parada y caminé hacia mi casa.
Me sentía cansada y apenas mis dedos podían encajar la llave en la cerradura de la puerta. Cuando entré, la señora Marshall me esperaba dormida con el televisor encendido. Me acerqué a apagarlo y acurrucar a mi abuela con una manta. Su cuerpo se movió y empezó a toser.
-Lo siento, no pretendía despertarte- Sus ojos estaban todavía cerrados cuando le dije eso, pero a mi no me importaba-. Lo siento.
-¿Te lo has pasado bien?- me dijo aún sin abrir los ojos. Mostraba una bonita sonrisa apagada con aquel rostro arrugado.
-Si, me lo he pasado bien. Siento haber llegado tarde.
-No importa. Debby también ha vuelto a casa tarde, pero no tanto como tú- Abrió al fin los ojos y me acarició la cara-. Liza, he leído la carta que te envió Phill, debes contestarle.
No entendía el cambio de tema pero, qué importaba, ya nada tenía sentido.
-¡Oh! Esa carta … - Me quedé conteniendo la respiración ya que me hizo recordar las palabras de Phill en la carta. Cuando quise decir algo mi voz temblaba- ¿Y qué le cuento? ¿Qué todos estos años han sido una pesadilla para mi? No pretendo darle pena. Además yo no sé nada. Me gustaría contarle todo, pero yo no sé nada.
-Lo sabrás pronto- Me dio un beso en la mejilla y me abrazó fuertemente, como si no quisiese separarse de mi-. Lo sabrás muy pronto.
La voz quebrada de la señora Marshall me asustaba, y más cuando había dicho la última cosa. Subí a mi habitación en silencio. Cuando al fin llegué , me tumbé en la cama. Pude ver la carta de Phill en mi mesita de noche que hacía recordar el horror del pasado. Desvié la vista hacia la ventana, pero no podía olvidar las malditas palabras que consumían mi cerebro. Fui precipitadamente a coger la carta y la rompí. Mientras que pensaba en la muerte y en la nostalgia que sentía por aquellos buenos momentos junto a mis padres, mi habitación se convirtió en una casa hechizada, podía oír una voz que me susurraba misteriosamente palabras que me daban miedo:
-“Si tanto odias tu mundo, si tanto echas de menos a los muertos, puedo hacer tu deseo realidad; si quieres morir, tan sólo dilo, tan sólo di que quieres desaparecer, y aquí estaré.”

Me tapé los oídos ignorando su voz maliciosa que repetía aquellas palabras como un eco en el interior de una cueva húmeda. Me asustaba, y mucho. No sabía de donde procedía, y eso me aterraba más. Busqué un consuelo entre las sábanas, busqué el silencio, pero era difícil, no lo encontraba.
Cerré los ojos buscando la paz en mis sueños.





sábado, 19 de noviembre de 2011

Capítulo 13: La noche de la fiesta.

Me levanté cansada. El dolor me invadía el cuerpo, intenté levantarme de la cama pero no podía, en realidad no me apetecía. Me quedé en la cama, todavía pensando en el pasado, en todo lo que me había ocurrido. Pensé durante un minuto en continuar en esta pesadilla, y desanimadamente puse los pies en los suelos. Bajé a por algo de desayuno y no vi a nadie en casa. Ni rastro de Debby ni de la señora Marshall. Me parecía muy raro que no estuviesen en casa, y fue cuando me di cuenta de que había un explicaión. Cogí la nota que estaba en la mesa de la cocina y la leí:

He ido a darme un paseo, Debby ha ido a casa de una amiga,

¡Qué tengas un buen día!

Dejé la nota donde estaba y volví a subir a mi habitación. No me apetecía desayunar en aquel momenta, ya pillaría algo para comer mientras que llego al instituto. Me vestí y me recogí el pelo en una coleta. Estaba a punto de coger la mochila y largarme pero el móvil sonó en aquel mismo instante.

-¡Liza!- Era Alex con su tono alegre en una mañana después de una noche molesta para mí, quería colgar el móvil pero decidí hablarla.

-Hola-dije con desánimos.

-Hoy va a ser un día fantástico para mí. ¿Quieres que te lo cuente?

-Si no tengo más remedio- suspiré.

-Esta noche voy a ver a Anth en el cumpleaños de Mary, y necesito que me acompañes ¿vas a ir no?

-¿Cómo? ¿Cumpleaños? No, gracias- Vacilé por un segundo-. Y además no estoy invitada.

-¿No? ¿Enserio? Pues me da igual, vendrás conmigo y si Ariana quiere con ella también- Hizo una pausa para oír mi respuesta, pero no me dio tiempo a contestar-. No aceptaré un no por respuesta, de hecho estás obligada a ir.

-Genial- contesté irónica-. ¿Gracias?

-Me encanta ese tono de desacuerdo- se carcajeó-. Nos vemos en el instituo.

-Adios.

Muy bien, tenía que asistir a un cumpleaños al que ni siquiera me apetecía ir. ¿Mary? ¿Qué iba hacer yo con ella y con sus amigos? Probablemente aburrirme y hacer que la gente me mirase de forma extraña. Ese tipo de fiesta no me gustaba. Recordaba la noche anterior cuando Debby estaba buscando en su armario un vestido que haga que deslumbrase en la fiesta. ¡Ni que se fuese a morir si no lo encontraba! Todo el mundo en aquella fiesta iba a ir con el mejor vestido que tenía. ¿Alex? ¿Ariana? Ellas si que podrían ir sin ningún problema, pero ¿yo? no.

Suspiré y cogí la mochila para irme ya, por fin al instituto. Me puse los cascos del Ipod y me concentré en mi mundo. Bailaba al son de la música mientras caminaba por la calle, me sentía tan bien haciendo eso … Ese momento de felicidad no duró por mucho tiempo ya que un coche casi me atropellaba. Todo pasó muy deprisa, yo estaba en el suelo por el susto que me había llevado y el coche había parado. Podía distinguir que los dos asientos delanteros del coche estaban ocupados. En el asiento del conductor estaba una chica rubia y en el otro un chico, también rubio. Por un momento, cuando el coche paró, pensé que me iban a pedir disculpa ya que iba a velocidad que superaba el límite de tráfico, pero en cuanto oí el rugido del motor pensé que eso ya iba a ser imposible. El coche todo terreno de color negro se largó de mi vista.¡Qué gentuza! Pensé mientras que me levantaba del suelo. Seguí mi camino al instituto pensando en quiénes podían ser las personas que iban en el coche.

Alex y yo estábamos en la clase de Historia a primera hora. Yo la miraba fijamente intentando convencerla con mi mirada de no llevarme al cumpleaños esa noche. Ella frunció el ceño y negó con la cabeza. Miré hacia el frente decepcionada chasqueando la lengua. Alex me tiró un trozo de papel y lo cogí. Por supuesto era una nota que decía:

No ME VAS A CONVENCER. TENDRÁS QUE IR SÍ O SÍ ESTA NOCHE. NECESITO TU AYUDA.

Sus palabras en mayúscula me decían lo importante que significaba para ella que yo fuese.

¡Oh vamos! ¿Estarás tomándome el pelo verdad? ¿Cómo pretendes que vaya? No es mi estilo Alexandra. Además… yo no soy la persona adecuada para ayudarte.

Cuando recibió la nota apretó los puños para intentar calmarse. Pero luego ese nerviosismo lo escribió en la hoja de papel.

No, no te tomo el pelo, y lo digo enserio. Me tienes que ayudar. Y no te preocupes por la fiesta, ya te encontraré un bonito vestido. A mí tampoco me va ese tipo de fiesta… pero Anth va a ir así que … Yo debo de ir también.

Leí la nota cuidadosamente intentando calmarme yo también. Sabía que era imposible cambiarle la opinión a Alex, pero quería intentarlo. Las cosas estaban claras; Alex no iba a cambiar de opinión en el asunto del cumpleaños, y yo tampoco no iba a cambiar de opinión sobre no ir al cumpleaños.

¿Y cómo sabes que Anth va a ir? ¡¡Alex!! Él es un Victorioso, no seas tonta. La otra vez que te encontraste con él te quiso morder el cuello, quiso alimentarse de tu sangre … Alex, por favor, por tu bien y por mi bien, no vayamos a la fiesta. El cumpleaños va a estar rodeado de Victoriosos, ¿qué comerán en la fiesta? ¿Ponche? ¿Vino? ¿Sangre? …

En cuanto ella terminó de leer la última frase, pilló la indirecta y me volvió a contestar.

No te preocupes por eso, habrá más gente como nosotros que irá a la fiesta. Y en cuanto a lo de Anth … Liza … ¡compréndeme! Él es como una adicción,es como una droga. No puedo parar de mirarle, aunque lo intente, cuando está cerca de mí percibo su olor, no puedo estar sin él. Sí, me he obsesionado con Anth pero es que … supongo que estoy enamorada de nuevo … y tú no puedes cambiar eso.

Genial, si yo no podía cambiar lo que ella sentía por él, ¿podía ella hacer cambiar mi opinión sobre ir a la maldita fiesta? Creo que no. No iba a ser grosera con Alex, yo la entendía así que fui comprensible al escribir:

Está bien … tú ganas … te acompañaré, tan solo porque eres tú. No me importa Anth, y en cuanto te haga algo (malo) le mataré y eso lo digo enserio.

Leyó la nota y me guiñó un ojo. Yo la sonreí derrotada; me había convencido. Iba a ir a la fiesta.

La clase de historia finalizó y me dirigí a Alex para decirle una cosa que debía de tener clara.

-Nada de chorreras- Me miró incrédula, como si estuviese sorprendida por lo que acababa de decir.- No me mires así, no me voy a poner, ni en broma, ni enserio un vestido. Que te quede claro.

-Está bien, nada de vestidos pero te pondrás algo mono ¿no?

-Supongo … Alex, una cosa ¿le contaste a Ariana lo de Anth?

-No, se lo contaré esta noche- dijo no muy segura de si en realidad lo iba a hacer.

Las demás clases transcurrieron tranquilamente. No tenía que desplazarme ningún sitio, al contrario me quedaba sentada en mi sitio, sin ningún problema. Al menos para mí, porque Alex después de la clase de Historia, se fue a otra clase, que suponía que era música.

Me encontré a mis amigas en el recreo. Me acerqué a ellas y empezamos a hablar sobre la fiesta … un aburrimiento para mí, diciéndolo finamente.

-¿Quién irá a la fiesta?- le preguntó Ariana a Alex. Ella sabía que yo no tenía ni más remota idea de quién iba a ir, por lo tanto su mirada se dirigió a Alex.

-Supongo que todos los Victoriosos de la clase de primero y de segundo y algunas chicas de cuarto. Todos los que tengan entre dieciséis y dieciocho años,o más.

-¿Van a ir esos?- Ariana movió la cabeza hacia el grupito amontonado en una esquina del patio. Por supuesto eran los de siempre: Debby, Dylan, Jack, Madeleine y Anth. Las personas que más odiaba.

-Sí, claro; son los amigos de Mary- Miró a Ariana para tranquilizarse-. Son los populares del instituto.

Me carcajeé. ¿Populares? Por favor … ¡Qué estupidez! Creo que fui la única que veía divertida la situación, ya que Ariana y Alex no se reían ni aunque les hiciera cosquillas.

-Os lo había dicho, bueno te lo había dicho- dije mirando a Alex profundamente haciendo que ella mirase a otro lado-. Nosotras no somos como ellos …

-O eso es lo que tú crees- me contestó Ariana.

Me dejó sorprendida con su respuesta. ¿Qué quería decir con eso?

-Bueno no pasa nada nos lo pasaremos bien en la fiesta- dijo Alex para calmar la tensión.

-Ariana … ¿te pasa algo?- Me miró con los ojos abiertos, como si le sorprendiera mi pregunta.

No me respondió tan solo se rió y negó con la cabeza. Eso me había tranquilizado.

Seguía mirando al grupito de mi hermana. Madeleine, tan guapa como siempre; me sorprendía cómo podía ser tan … bella. Dylan, el chico que había salido con Ariana estaba abrazando a Debby, y mi hermana obviamente le seguía el rollo. Anth estaba fumando un cigarrillo a escondidas, la verdad es que me encantaba su cara seductora que ponía cuando fumaba; dirigí mi vista a Alex, ella con los ojos como platos miraba a Anth, no comprendía cómo podían no ser novios o lo que ellos quisieran ser. Jack, el chico creído que había conocido, al que miraba con curiosidad, ignoraba mi miraba, no sé si se percataba de que le estaba mirando, pero yo suponía que sí, lo único que él no me devolvió la mirada, simplemente se acercó a Madeleine y jugueteó con su pelo. Hacían buena pareja, ellos eran como almas gemelas, se querían tanto que ni siquiera una estupidez podía separarlos.

La campana sonó y despejé mi mente, era hora de volver al infierno de las clases.

Me encontraba tan cómoda tumbada en la cama que no iba a hacer ni mísero caso a quien se disponía a entrar en mi habitación. Genial, se había acabado el momento relajante. Por la puerta entraban Alex y Ariana con una mochila que supuse que allí llevaban su ropa de gala para ir a la fiesta fashion. No me creía que pudiese ir a una fiesta cursi y cutre con gente que no conozco y a las que odio.

-Y bien … ¿vais a llevar vestido?- pregunté curiosa.

-Sí,mira- Alex sacó de su mochila un precioso vestido corto violeta de noche. Me quedé boquiabierta en cuanto vi el color lavanda de su vestido. El vestido llevaba escote en forma de uve, era precioso-. ¿Te gusta?

-¡Guau! ¿Qué si me gusta? ¡Es precioso!

-Pues ya verás cuando veas el mío- dijo Ariana enfrentando a Alex.

Enseñó su vestido. Volví a poner cara de embobada, también era precioso. El vestido era de color negro con una cadena que hacía de cinturón que tenía una calavera como complemento. El vestido era corto con escote en forma de uve también.

-Así que vais a ir con escote y con algo corto ¿no?- pregunté yo riéndome entre dientes.

-Sí-contestaron a la vez.

-Pues siento decepcionaros, me gusta esto de ir a contracorriente-dije vacilando-. Me voy a poner una falda corta negra, con unos tirantes azules y unos tacones, si los encuentro claro.

-Me parece bien-dijo Ariana mientras que entraba al baño para cambiarse.

Empecé a buscar los tacones en el armario. No los encontraba. Miré debajo de mi cama y nada. Me estaba empezando a enfadar.

-Pues hala, ni tacones ni leches- Cogí unas zapatillas negras con cordones y se las enseñé a Alex-. Me pondré esto.

-Genial, falda corta, tirantes azules y zapatillas negras con cordones blancos- Vaciló por un momento-. ¡Me gusta!

Ladeé la cabeza lentamente pero luego sonreí. Era ridículo, claro que me podía arreglar y ponerme guapa con ropa adecuada, pero no me apetecía, además no tenía ganas de ir a la fiesta. Sólo iba para ayudar a Alex.

Alex golpeó la puerta del baño que había en mi habitación.

-¡Vamos Ariana!

Ariana salió aún sin el vestido. Y miró a Alex como diciéndole que pasara antes de que se enfadase. Cuando Alex entró al baño, Ariana se empezó a desnudar detrás de la puerta del armario que funcionaba como probador.

Yo fui al otro baño para ducharme. Debby no estaba en casa, y la señora Marshall todavía no había vuelto. Esta vez no me iba a escaparme de ir a la fiesta, tenía que ir (desgraciadamente) a la maldita fiesta de Victoriosos.



No sabía que la casa de Mary fuese una discoteca. En cuanto entramos nos quedamos pasmadas. Su salón se había convertido en una gran pista de baile, había un DJ pinchando música y el alcohol estaba por todos los lados. Eso sí no había nada tirado por los suelos y todo estaba ordenado. Las persianas estaban cerradas tan solo la luz de la bola de disco iluminaba la sala.

Como me imaginaba, todas las chicas iban con vestido corto, vestidos preciosos, vestido que hacían que las chicas tuviesen envidia de otras. Me mordí el labio inferior intentando adaptarme al ambiente.

-Vale, ¿y qué vamos a hacer?-pregunté.

-Primero saludaremos a Mary, ¿te parece bien?- dijo Ariana mientras que buscaba a Mary-. Lo que me suponía, Mary está allí.

Señaló a una chica morena con el pelo rizado. Alex la saludó y ella le devolvió el saludo. Nos acercamos y allí empezó una conversación aburrida en la que yo no debía de estar.

-¡Hola! ¡Feliz cumpleaños!- dijo Alex dándole dos besos en la mejilla.

-Muchas gracias- dijo Mary con una sonrisa deslumbrante.

Llevaba un vestido con lentejuelas muy corto. El color dorado del vestido le favorecía. Ella era morena con los ojos castaños claros y la piel oliva.

Ariana le dio el regalo y le dio dos besos mientras le decía la típica frase de “¡Felicidades!”.

-Felicidades Mary- dije sonriente.

-Gracias-Me miró de arriba abajo en cuanto llegó a los zapatos abrió los ojos como de sorpresa y a continuación me miró a la cara-. Espero que te lo pases bien.

Asentí sin decir nada. Sabía que mi vestimenta no era propio de su clase, pero eso me importaba poco. Seguí a Ariana y a Alex para coger comida y bebida.

-Qué elegantes son… nada de sangre-dije irónica.

-No te preocupes por eso, si no te desangras no pasara nada-dijo Alex mientras que cogía una lata de Nestea.

-¿Por qué hay aquí Nestea?- preguntó Ariana.

-Hay más tipo de bebida-dije señalando botellas de cerveza y de vodka que había cerca de la mesa en la que Alex cogió su Nestea-. Creo que voy a vomitar.

-¡Vamos Liza! ¿No lo dirás en serio? Mira cuanta gente, vamos a pasarlo bien-dijo Alex buscando a alguien.

Sabía que estaba buscando a Anth. Yo también la imité, intentando buscarle. Tardé medio minuto en encontrarle. Estaba sentado con Dylan en un sofá de color negro, ellos solos, sin nadie a sus lados, tan solo una lata de cerveza y un cenicero.

-Si le buscabas, está allí-dije señalando discretamente al sofá negro-. Está con Dylan.

Ariana miró hacia a el sofá y Alex hizo lo mismo. Empezamos a andar hacia ellos y cuando estuvimos frente a ellos, yo debía de actuar la primera (como no).

-¿Os molesta que nos sentemos aquí?-Ambos nos echaron un vistazo de arriba abajo. Anth sonrió y dejó un sitio.

Alex se sentó junto a él y Ariana, junto a Dylan, y yo al lado de ella.

Anth y Alex hablaban, eso era buena señal. Dylan miraba a Ariana y ella le miraba sin decir nada.

-¿Quieres que vayamos a bailar?- le preguntó Dylan a Ariana.

Ella sonrió y asintió. Se levantaron y ella se mordió el labio tímido. Veía como Dylan cogía a Ariana de la cintura y se juntaron poco a poco dando pasos hacia un lado y hacia a otro al son de la música lenta que marcaba el DJ.

Dirigí la vista hacia Alex que estaba abrazada a Anth. Yo miré asustada a Alex, pero ella me negó con la cabeza. Traduciéndolo, suponía que no había ningún problema. Me relajé y me acomodé en el sofá. Se separaron y se sonrieron.

Un chico rubio se acercó a saludar a Anth y se sentó en el sofá. Mi vista miraba hacia otro lado, pero podía oír la respiración rápido del chico que tenía a mi lado. Miré hacia donde estaba y le vi, le vi a él, a Jack.

Me sonrió. El llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros con un cinturón blanco. Él me echó un vistazo y sonrió de nuevo.

-Hola- me dijo.

-Hola- dije yo mirando hacia otra parte.

-¿Eres Liza no?- me preguntó educadamente.

-Sí, soy Liza. ¿Ahora tengo que decirte “encantada de conocerte”?-le pregunté aún sin mirarle.

-Sí, eso creo- dijo acercándose a mí.

-Jack, por tú bien, más te vale no acercarte más- le dije esta vez mirándole.

Él se apartó poco a poco y desvió la vista hacia el suelo. Ahora fui yo la que se acercó a él poco a poco; y cuando nuestros ojos se encontraron, nos sonreímos.

-Encantada de conocerte Jack-dije susurrando las palabras.

Él y yo éramos muy tímidos. Estábamos tan cerca que podía sentir cuando estaba nervioso, podía sentir cuando tragaba saliva, podía sentir su respiración y él la mía. Me cogió la mano y la acarició. Mi mano estaba helada, y sentía un escalofrío cuando él la tocaba.

-Liza … yo …- Le miré esta vez profundamente, miré a través de sus pupilas que me hipnotizaban-. Yo … debo de irme. Lo siento.

Se levantó y se alejó de mí. Yo me quedé sentada sin saber qué hacer. Me sentía confusa en aquel momento. Pero no me sentía enfadada, ni triste ni nada de eso. Al contrario, me sentía contenta por haber estado junto a él durante unos minutos, pero me hubiera gustado estar más tiempo con él. Me levanté del sofá y vi a Ariana bailando con Dylan una canción llamada “Just In Love” según decía el DJ mientras la canción sonaba. También vi a Anth y a Alex bailando alegremente riéndose y disfrutando del momento. Iba a ser una noche agotadora para ellas. Me quedé allí de pie cuando un chico de cuarto bastante borracho me cogió para ir a la pista de baile y bailar. Ariana me miró y se acercó a mí, y ambas cantamos junto a la canción.

-¡BABY IF YOU STILL CONFUSE GIRL I’M JUST-IN LOVE WITH YOU, GIRL I’M JUST IN LOVE WITH YOU!

Bailaba junto a Dylan y Ariana la canción y a continuación Anth y Alex se unieron a nosotros. Pasamos un buen rato. Alex se acercó a Anth y le dijo:

-Just in love with you – dijo mientras le besaba y bailaban a la vez la parte lenta de la canción.

Ariana y yo nos reímos junto a Dylan y seguíamos cantando y bailando la canción. Cuando la canción terminó, todo el mundo en la pista de baile se sentó en los sofás y bebían un trago de su vaso. Nosotras también hicimos lo mismo, Anth y Alex se sentaron juntos abrazados. Ariana y yo permanecimos junto a ella.

-Ariana, ¿me disculpas un momento?- le preguntó Dylan a Ariana.

-Sí, claro, no te preocupes-le dijo sonriendo.

Dylan se fue y yo abracé a Ariana, ella hizo lo mismo y se mordió el labio.

-Es muy majo el chico-dije sonriendo.

-Ya lo sé-dijo tímida.

Yo no dije nada simplemente me reí y me senté en el sofá cansada. Sabía que iba a ser una noche muy larga.


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¡Oh! ¡Qué bonito! :') Alex ha besado a Anth mientras sonaba una canción romántica (Just In Love- Joe Jonas)

xDDD Gema esta va para tí xDDD Bueno, menuda química hay entre nuestros personajes ¿no?

Espero que os haya gustado el capítulo ;)

Un besazo a todos!!

Elenaa

sábado, 12 de noviembre de 2011

Capítulo 12: VUELVE CONMIGO, POR FAVOR.

Estaba sentada en un banco, dirigiendo mi vista hacia el suelo. No hacía falta que rompiese un espejo para que me apuñalaran siete años de mala suerte, yo ya tenía mala suerte, y podía no durara siete años, si no que la mala suerte podía durar hasta que me destruyese. Me reí por lo bajo mientras que las lágrimas se me escapaban. Me reía por la razón en que tenía sobre mi suerte, y lloraba por lo estúpida que era; lloraba por lo débil que era. Claramente si querían matarme, tenían razones para hacerlo. Y sí, lo decía por Ariana, se notaba que me guardaba rencor, que no olvidó el momento en el que yo la maté. Y sí, tenía miedo a morir, tenía miedo a que me matase una amiga; una amiga fiel y buena. ¡Maldita bruja! No sé que clase de persona era, pero no era una Luchadora, y dudaba mucho de que fuese una Victoriosa … sólo podía ser … una Perseguidora. Tenía mis dudas, pero estaba casi segura de que la bruja que predicó el futro, era una Perseguidora.
Iba a anochecer, recogí la mochila del instituto, y me fui a casa.
Cuando llegué, mi abuela, la señora Marshall, me saludó.
-Hola Liza- Su rostro arrugado, me daba pena, ella era tan anciana…-,¿qué tal te ha ido el instituto?
-Me ha ido genial, ha sido un día maravilloso, uno de los mejores días de mi vida- dije con tono feliz a pesar de que en realidad no era verdad.
-¿Y cómo es que has llegado tan tarde a casa?-me preguntó con curiosidad.
-… Estaba … en casa de Alexandra - dije nerviosa.
-Llamé a casa de Alexandra, y me dijo que no estabas- Me había pillado, genial, la señora Marshall detectaba muy fácilmente la mentira y ahora venía cuando debía de ser sincera-, Liza sabes que no pasa nada si vuelves tarde a casa, pero, por favor, no me mientas, ¿qué ha pasado? ¿dónde te has metido?
Inspiré fuertemente. “ No Liza, no, no se lo cuentes, es tu abuela, piensa un poco, se preocuparía demasiado.”
- Está bien, he estado en una cafetería hablando con un chico- le dije un poco tímida.
-¿Enserio? Vaya… que bien, ¿y cómo se llama ese chico?- Se había tragado la mentira, menudo alivio.
-El chico se llama Jack- Otra mentira detrás de otra. Primero, no había ido a una cafetería, aunque el chico me invitó, pero no fui; y segundo, no había estado con ningún chico.
-Así que Jack ¿eh?- Soltó una risita.
-Si…- No quería hablar del tema, era demasiado complicado- ¿Puedo subir a mi habitación? Estoy cansada y tengo que estudiar.
-Está bien- Me sonrió y me abrazó. ¡Dios! ¿Por qué debía de ser tan buena? ¿Por qué la abracé tan fuertemente? Tal vez porque lo necesitaba, necesitaba el consuelo de alguien.
Yo a mi abuela la llamaba señora Marshall, me gustaba llamarla así porque tras la muerte de mis padres, quería respetar a la única persona que me quería. Angela Marie Marshall Lookgood, así era como se llamaba. Ella no me decía nada, tan solo me sonreía cuando oía que yo la llamaba. “Marshall… el apellido de nuestra familia … el apellido de los miembros que estamos todavía con vida.”
Subí a mi habitación lentamente sin hacer ruido, intentando que Debby no me oyese. Estaba en frente de la puerta y la abrí, entré y me tumbé sobre la cama. “No soy inmortal, al contrario, puedo morir, debo de disfrutar de mi tiempo.” Las palabras que me decía eran ciertas, yo era una Luchadora, era mortal, por lo tanto tenía poco tiempo y debía de aprovecharlo. Puede que los Luchadores aparentásemos un aspecto joven (ya que teníamos esa fortaleza) nosotros podíamos “desaparecer” no como los Victoriosos o como los Perseguidores, ellos eran inmortales unos desgraciados asesinos.
Pensaba en los que me rodeaban, convivía con Victoriosos a pesar de que yo era una Luchadora. Está bien, convivir no sería la palabra correcta, ya que yo no hablo con ellos, se podría decir que “compartíamos territorio”. Yo los aborrecía, les abucheaba en mi mente, les maldecía, les humillaba y les torturaba en mi mente; sí, hacía eso, pero lo malo es que yo luego me arrepentía y eso era lo que odiaba, odiaba en la manera en la que me rendía, en la que decido parar y retirarme, en la que decido no continuar y pedir perdón por lo que había dicho …
Mi madre siempre me enseñó a respetar, ya que esa era la fuente en la que manaba la convivencia de las personas. Yo admiraba a mi madre, ella era la única persona que me podía entender, la que me animaba cuando estaba deprimida.
-Mamá te echo de menos- No sé a quien hablaba pero eso hacía que me sintiese mejor, hablar con nadie, hablar con las paredes, hablar con alguien que no me escuchase, solo escucharme a mí, solo yo.- Te echo tanto de menos …
Suspiré y recordé el rostro de mi madre, su rostro anhelante, su cara bonita sonriente.
Eso me hizo recordar que no podía visitar a mi madre cada día en el cementerio, no la podía visitar; ¿por qué? Pues simplemente porque no la enterramos, no la enterramos por el simple miedo a que un Perseguidor se alimentase de su alma, o a que un Victorioso se alimentase de su sangre. Me daba rabia al pensar en eso, ya que tuvimos que quemar el cuerpo y luego tirar las cenizas al mar. Aquel día yo estaba afectada, aquel día yo estaba sorprendida, sorprendida de que estuviese allí, de pie, viendo como las cenizas se dispersaban por el mar, y yo llorando, sin saber qué hacer, y lo peor de todo es que no sabía por qué había muerto, y de todas maneras no quería saberlo, ya que para mí era demasiado saberlo.
Desde aquel día hasta ahora he sentido un hueco en el corazón algo que faltaba, la pieza de puzzle que hacía falta para completar mi vida. Derrepente me levanté de la cama y me senté en el escritorio cogí un lápiz y empecé a escribir recordando en cada letra que escribía el nombre de mi madre, de la que me sentía muy orgullosa: Natalie Julia Graham Marshall.

Querida Mamá:

¿Qué tal estás? ¿Sabes? Quiero estar contigo, ya estoy cansada de este mundo, quiero vivir en otro, sentir esa felicidad cuando tú estabas conmigo. Te echo tanto de menos … Quiero estar contigo. Desde que muriste ya no puedo hablar con sentido, ya no puedo hacer las cosas correctas, me he vuelto una persona diferente.
Ahora tengo diecisiete años, y hace dos años que nos abandonaste. Te echo tanto de menos … Es verdad que tengo amigos que me ayudan y que hacen que mi día a día sea distinto, pero siempre sabré que mi felicidad no estará completa. Mamá vuelve, vuelve a estar conmigo, vuelve a abrazarme, vuelve … haz que las cenizas construyan tu cuerpo, has que las cenizas salgan del mar … por favor, sólo te pido eso… no quiero nada más… Siempre estarás donde yo vaya.
Te Quiero,

Tu hija Liza Marshall.


Doblé carta y la metí en un sobre. Cuando terminé de cerrar la carta, me sequé las lágrimas y me fui al baño para darme una ducha. Cuando ya estuve vestida con el pijama, la señora Marshall me llamó para ir a cenar. Fui a la cocina para ayudar a la señora Marshall.
-¿Dónde está Debby?-pregunté mientras que cogía los cubiertos para llevarlos a la mesa.- ¿Todavía no ha llegado?
-Está en su habitación. No sé que está haciendo pero lleva encerrada allí desde las seis.
La señora Marshall me miraba pidiéndome que avisara a Debby.
-No, yo no la voy a llamar para que baje a cenar, ya es mayorcita; si quiere comer, come y si no, pues no- Estaba indignada. Ni hablar, yo no soy un perro que iba detrás suya, ella ya era responsable.
-Liza … por favor …- La señora Marshall me miraba de una manera que no me iba a negar a hacerlo.
-Me rindo-bufé-.Está bien, está bien … ya voy.
Fui a llamar a Debby, pero cuando entré en su habitación toda la ropa de su armario estaba por los suelos.
-¿Te vas a ir de casa?- dije bromeando.
-Muy graciosa hermanita- me dijo mirando con cara sarcástica-. No no me voy de casa, estoy buscando un vestido que me pueda quedar bien.
-Vaya… ¿y ninguno de esos te sirve?-dije señalando al montón de vestidos que había en su cama.
-Si … pero es que … para mañana debo de llevar un vestido que deslumbre- me dijo mirándome cansada.
-Te puedes poner cualquiera de esos, te quedarían bien-dije sonriendo a pesar de que estaba triste-. Bueno tienes que bajar a cenar, la señora Marshall se está enfadando.- mentí.
-Está bien, vamos- me dijo mientras salía de aquel caos de montones de ropa.
Bajamos al salón tranquilamente y cuando estuvimos ya listas nos sentamos junto a la señora Marshall para cenar.
-¿Qué estabas haciedo?-le preguntó la señora Marshall a Debby.
-Buscando un vestido para ir a un cumpleaños-le dijo mientras que cogía un trozo de pan.
-¿Qué cumpleaños?-interrumpí.
-El cumpleaños de Mary. Me ha invitado y no podía decir que no, además van a ir los amigos de Dylan, así que …
-Menuda fiesta… te lo vas a pasar genial con los Victoriosos-dije irónica.
-Tú di lo que quieres pero yo no voy a estar en casa encerrada como tú-me gritó.
-Debby…-Dijo la señor Marshall a Debby para que se tranquilizara.
-Lo siento, pero me está buscando, y me parece que me va a encontrar-. Me miró desafiante y yo le devolví la mirada con una sonrisa maliciosa.
-Mira Liza, vete un poco a tomar vientos- Se levantó de la mesa y subió a su habitación-. ¡Eres idiota! A ver si te largas ya de aquí.
Ese comentario había sobrado. Ella si que tenía que largarse con su novio.
-!Debby…!-gritó la señora Marshall.
Levanté las manos para decir que yo no había hecho nada y que ya bastaba. Recogí mi plato y lo llevé a la cocina. Subí a mi habitación y me tumbé en la cama, intentando conciliar el sueño.
Ves como esto no está bien, mamá, debes de volver.”




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Pues sí, la madre de Liza, Natalie, murió :(
Este capítulo sobre todo va de eso. Liza la echa de menos ...
También se ve que Liza le busca las cosquillas a su hermana, y claro pues Debby reacciona de esa maner....
Bueno, qué más deciros....
Espero que os haya gustado este capítulo,

Elenaa

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Capítulo 11: Lo que quiero está prohibido

Jack


Esperé como un loco a que viniese. Nunca me habían dejado plantado. Tal vez había sido grosero con la nota que la había mandado. Mi cabeza pensaba en ella aunque no fuese consciente de que no la conocía , pero eso no impedía que ella estuviera presente en cualquier lugar donde yo estaba.
Unas pisadas se acercaba a mí, lo sentía.
-Hola- Era Madeleine que venía con la mochila del instituto-.No sabía que estabas aquí.
-Tan solo estaba aquí para tomarme algo.
-Ya … y no me avisas.
-Lo siento.-Sus ojos esmeralda me miraban como si intentasen descubrir que pensaba- Quería estar solo.
No me dijo nada y me extrañaba esa actitud por parte de Madeleine.
-Tendré que compensártelo-Me miró con interés y su boca se torció intentando no sonreir-, ¿quieres qué vayamos…?
-No quiero nada Jack, no hace falta que te molestes- Su dulzura me fundía, no sabía que decir, sabía que seguiría insistiendo en que no quería nada.
-Está bien, pero quiero que me acompañes mañana a la fiesta que celebra Mary.
-Eso está hechó-Acercó su boca a mi oído, y me susurró unas palabras-, me encantaría ir con el chico más bello del instituto.Solté una carcajada y ella me imitó. A pesar de las risas, me sentía deprimido, Liza no había venido.

Pasé la hora de la comida junto a Madeleine. La familia Montgomery era bastante rica, tenían un cierto aire de gente importante. Victoria Montgomery se acercó a saludarme.
-Vaya, hola Jack-me dijo.
-Hola Victoria- le contesté con tono dulce.
Saludó también a su hija y a continuación hizo ademán sin decir nada, Madeleine y yo nos quedamos callados. Se me escapó una risita desanimada. Ella se mordió el labio y me cogió de la mano. Subimos la escalera hasta llegar a su habitación. Su boca se acercó a mi oído y me susurró palabras que hacía que se me pusiera la carne de gallina.
-Sabes que te quiero Jack.
Me besó con un beso delicado queriendo que yo la besara con tanta intensidad que no pudiese decir nada, y así lo hice. Me quitó la sudadera y me tumbó sobre su cama, se colocó encima de mí y se empezó a desnudar.
-¿Aquí … con tu madre en casa?-le pregunté.
Ella sonrió y me besó. Deslizó su mano sobre mi pantalón y yo me quité la camiseta. Poco a poco oía sus gemidos sordos, yo penetraba dentro de su cuerpo, y a ambos nos causaba placer. Me sentía raro, no sé que me pasaba. Aparté a Madeleine de un empujón y empecé a vestirme. Yo estaba en otra cosa, estaba enfadado, no sé porqué pero estaba enfadado, aunque también estaba confuso, ya que no era el momento adecuado para hacerlo.
-Pero qué demonios… -Me vestí sin hacerla caso, a pesar de que estaba golpeando fuertemente las sábanas- ¿¡Así es cómo me quieres!? ¿Así es como quieres a una chica, no? ¿Pensando en otra verdad?
No dije nada, simplemente me fui, ignorando sus palabras.

Me olvidé de Madeleine y fui a caminar un rato por el parque. Me senté en un banco y me quedé pensando para mis adentros. “No puedo dejar de amar a Madeleine, ese es mi destino, amarla para siempre.” Cerré los ojos y recordé todo lo que había pasado antes de que estuviese así de mal con Madeleine.

Estábamos en una iglesia, donde el eclesíastico más importante de los Victoriosos nos hizo prometernos total fidelidad. Nos hizo prometernos amor eterno. Y así lo hicimos.
Yo no la quería, pero ella se enamoró de mi, y claro, antes de que mi madre conociese a su segundo marido (ya que ella era viuda) éramos pobres, necesitábamos la ayuda de los Montgomery. ¿Y qué mejor ayuda que yo me comprometiese con Madeleine? Dos años después de nuestro juramento, mi madre, Lucelinda murió y tan solo me quedé con mi padrastro, al que quería mucho. Le supliqué a Jeremy que me ayudase a librarme de la promesa, pero me dijo que esa promesa era irrompible. Mi padre no me podía ayudar. En ese momento, pensé que era un esclavo, pero poco a poco me di cuenta de que no era para tanto.
Ella se fue a vivir a Portugal, y no la vi hasta que ,por sorpresa, me la encontré en la casa de Dylan Black, con un bonito vestido blanco que la hacía parecer un ángel. La echaba de menos, la echaba mucho de menos, incluso componía melodías y poesías sobre ella. Pero ella no era la única inspiración de mis poesías, ni mucho menos. En fín, la quería, pero, ahora tengo mis dudas, ahora ha aparecido una persona increíble… alguien diferente … Ella, la chica que parece de porcelana… y … que …
-¿Cómo la voy a describirla sino la conozco?- me pregunté a mí mismo- Esta es una locura. Si tuviera alguna señal que me dijese algo …
Al viento azotó mi cara y junto a ese fuerte aire, había un trozo de papel rota. La cogí por pura curiosidad y leí una frase:
Hoy en el mismo lugar d

-Es mi letra-La analicé correctamente intentando estar seguro que no me estaba equivocando-, ¡Es mi letra! Ella … ¡soy un idiota!
Enseguida me di cuenta de que no debía ser tan tonto y que debía de acercarme a ella, disculparme por la asquerosa nota que la había enviado, estaba muy confuso, no se que tenía que hacer, pero había dos cosas que tenía claro: que la amaba y debía decírselo, no podía esperar, ¿dónde podía encontrarla?



lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 10: ESTE NO ES MI MUNDO.

Me quedé paralizada. Tan sólo las voces de Alex y Ariana me hacían volver a la realidad.
-Lo hemos visto todo-me dijo Ariana.- ¿Conoces a Jack?
-La pregunta es … ¿Le conoces tú?
-Claro. Cuando estuvimos en la casa de los Black, oí que dijeron su nombre, y además creo que es nuevo en nuestro instituto, ya que por lo que he oído, Dylan le ha estado comentado algunas cosas sobre la gente …
-No me digas … que …
-… si, puede que vaya a nuestro instituto, incluso a nuestra clase.- me contestó Ariana sonriente.
-Estás feliz ¿no?- le pregunté.
-¿Por qué no debería de estarlo?- me dijo vacilándome.
-No, por nada.
Paré de hablar ya que no me apetecía discutir con Ariana y empezamos a andar para ir al instituto. Alex me dio palmaditas en el hombro y me sonrió, yo torcí la boca, intentando devolverle la sonrisa, pero no pude.
La verdad es que me sentía bastante confusa por lo que había ocurrido, la actitud de Ariana me dejaba sorprendida cada vez que hablaba, no lo comprendía. Por todo lo demás, la sensación que sentí cuando Jack me miraba cuando estaba pensando que Anth era guapo, me paralizó la cabeza, era algo extraño, tampoco lo entendía; y la nota ¡la nota que me había dado! No la había leído, la verdad es que no estaba para leer cosas.
-Bueno… y qué dice la nota- me dijo Alex.
-No lo sé, y la verdad es que no lo quiero saber-le contesté.
Alex se quedó callada, ella me comprendía, ella me respetaba. Ariana anduvo más deprisa que nosotras pero de repente Alex le frenó.
-¿Por qué andas tan deprisa?- Alex tenía la mirada clavada en Ariana.- ¡Ariana!
-Primero por que andáis muy lento, y segundo que no tengo que perder el tiempo, porque voy a llegar tarde- Ariana desafió la mirada de Alex.- ¿Te parece una buena respuesta?
-Está bien, está bien- Interrumpí.- Vete Ariana, luego te vemos.
Ariana no dijo nada, simplemente se largó.
-No sé que mosca le ha picado a este chica- me dijo Alex.
-Está muy extraña- le dije a Alex preocupada.
-Serán las hormonas…- me contestó Alex.
Me miró con ojos alegres. Era como si no le importase que yo le hubiera matado, me sentía tan avergonzada, tan horrible; me sentía como si fuera un monstruo, una asesina sin piedad. Aparté mis ojos, no quería que me viese, me hacía daño.
Seguimos andando y nos encontramos con Anth. Alex paró, daba la impresión de que estaba paralizada, podía oír como los fuertes y ruidosos latidos de su corazón que abatían su pecho.
-Tranquila- dije.
Anth se estaba acercando a ella, mientras que sus ojos grises se mostraban luminosos con su mirada.
-¿Te conozco?- le preguntó Anth a Alex.
Alex no habló, pero lo que pude ver fue algo que nunca iba a olvidar.
Alex se abalanzó sobre él y le abrazó con sus abrazos tiernos y cálidos, fue algo tan… inesperado.
-Soy yo Anth, soy yo, Alex.
Los ojos de Anth se enrojecían y sus colmillos estaban afilados, apuntando al cuello de mi amiga. Aparté al maldito Victorioso, y sus ojos y su boca volvieron a la normalidad.
-Vete a alimentarte a otro lado, ¿quieres?-le dije mirándole con ojos enfurecidos.
-Pero… qué demonios…- dijo Alex asustada.
Anth sonrió a Alex y se fue a saber dónde.
-Sé que es ridículo-Miró al suelo y sus ojos se cerraron- Pero le sigo queriendo.
Tras esas palabras Alex estuvo desanimada durante la clase de Historia. Yo la miraba todo el tiempo hasta que me devolviese la mirada pero no lo conseguí, al contrario, ella estaba en su mundo, no bajaba al suelo, ignoraba lo que pasaba a su alrededor.
Metí las manos en el bolsillo de mi chaqueta y encontré un papel en blanco. Enseguida supe que se trataba de la nota que me dio Jack y que no había abierto.
“Ábrelo” me decía mi corazón. Le hice caso y lo abrí:
Aunque no me mires sé que piensas en mí.
Hoy, en el mismo lugar después del instituto.
“¿Cómo? Pero qué creído … Yo no estaba pensando en ti” Pensaba.
Me puse furiosa y rompí la nota. Estaba nerviosa, me sentía incómoda en aquel momento.
-Vaya… ¿qué ha pasado para que estés.. Así.. Tan horrible?- me dijo Ariana que estaba en frente de mí.
Ariana hacía que me sintiese como si fuera nada. Su tono malicioso hacía que le tuviese miedo, ella no era así.
-No… no pasa nada-Miré a Ariana y ella sonrió-; tan solo es que hoy no es mi día.
-Y a Alex,¿qué le pasa?- me preguntó.
-Será mejor que te lo explique ella.-Me levanté de mi sitio y ella me agarró del brazo-Yo no soy la persona indicada para contártelo.
Me seguía agarrando del brazo, como si no quisiese que me fuera. Sentí el dolor en mi piel, me estaba apretando demasiado. Sus ojos mostraban furia, como si se hubiese dado cuenta de que yo no le quería contar lo que había pasado con Alex, como si supiese que yo la había apuñalado, como si tuviera ganas de venganza.
-Está bien, se lo preguntaré-Me soltó y corrí junto todas mis cosas.
Entré al baño y me miré al espejo, me subí la manga para ver el moratón que me hizo Ariana. Me había clavado toda su ira. Sus fuerte mano se había enfrentado a mi débil brazo. Me bajé la manga del jersey intentando borrar la imagen que me causaba pavor. Mis piernas temblaban, ni siquiera podía andar para salir del baño. Aparté la vista del espejo y miré hacia el suelo, necesitaba tranquilizarme, necesitaba calmarme.
“No le he contado a Ariana que yo, supuestamente la había matado pero ,¿y si lo sabe? … ¿Por qué no acaba ya con esto? ¿Por qué hace que sufra? ¿Por qué quiere que espere? ¿Por qué no me mata ya para vengarse?”
-¡¿Por qué?!- Dejé que mis puños se endureciesen y con tan solo un fuerte golpe en el espejo que tenía enfrente ya me estaba sangrando la mano- ¿Por qué?
Cogí la mano herida y entre sollozos me encogí, me sentía débil, me sentía como si fuese un monstruo.
-Soy un monstruo, soy un asqueroso monstruo que merece que le echen toda la porquería para que pueda vivir-Me mordí el labio para contener el grito; me maldije a mí misma por lo que había hecho.
La campana sonó, el maldito ruido hacía que por un momento me aliviase, ya que me indicaba que me tenía que largar de aquel infierno. Me sequé las lágrimas y salí del baño, para al fin estar en la calle. Caminaba solitaria, yo y el frío. No sabía dónde iba, no sabía si iba a tener rumbo; pero la verdad es que tampoco me importaba. Metí la mano en el bolsillo y saqué la nota que Jack me dio.
“Si claro, por supuesto que voy a ir” Pensé irónica.
Rompí la nota y la tiré al suelo,dejando que el viento se lo llevara …
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Bueno, sé que es un poco corto, pero bueno, ya me pondré las pilas xDD
En el próximo capítulo.....
El capítulo 11 lo narrará Jack ;)
En este capítulo....
Liza tiene miedo, tiene miedo a que supuestamente Ariana se vengue de ella por lo que hizo.
Ariana se comporta de una manera MUY extraña, ¿querrá en realidad matara Liza? ¿querrá vengarse? Eso lo tendréis que averiguar poco a poco (Lo siento)
Anth se quería alimentarse de Alex -.-'' Malvado pero atractivo xDDD
Pero.... a pesar de todo ... Alex le quiere (L) Qué romántico xDDDD

Bueno, este capi va para mis amigas Gema y Sandra, la malvada y la cuqui de mi pequeña historia, va para vosotras chicas ;) xDDD

Espero que os haya gustado este capitulo ;)


domingo, 16 de octubre de 2011

Capítulo 9: COMO SI NO HUBIERA PASADO NADA


La lluvia cubría Darkness, la bonita y extravagante ciudad se hundía en un profundo mar de gotas de agua. Era precioso, parecía un lugar bajo el mar. Las luces de las casas estaban encendidas, lo que hacía que pareciesen unas velas en medio de la negrura. Las calles estaban desiertas y tan solo alguien se preocupaba por la lluvia, yo. Abrí la ventana y extendí mi mano hacia el exterior para que las gotas chapotearan en mi mano. No sabía lo que hacía, mi cabeza estaba hecha un lío. La verdad es que el ambiente también estaba muy raro, aunque siendo Darkness, la ciudad en el cada segundo cada cosa cambia, no era de extrañar. Por la tarde podía nevar, y luego más tarde llover, y luego que el sol saliera por arte de magia. A veces todo era sangre, mientras que otros días todo era tranquilo. Casi siempre era un lugar perturbador; si, perturbador para todos aquellos que eran Luchadores como yo. Todo tenía que tener un contrario en mi vida: si estoy contenta, siempre estoy triste; si ocurría algo bueno, siempre ocurría algo malo. Alguien abrió la puerta y dirigí la vista hacia esta. Era Debby.
-¿Estás bien?- me preguntó.
-Te dije que necesitaba estar sola.- Debby se acercó a mí.- ¿O es que ya lo olvidas?
-¡Oh vamos, Liza! Sé que necesitas hablar- me dijo segura de sí misma.
Ella sabía que se me daba fatal mentir y que era muy blanda para estas cosas así que, empecé a hablar. Le conté todo lo que había ocurrido con Ariana y con Alex, le conté que fuimos a espiarla a la casa de los Black y que acudí a una bruja para que me ayudase a devolver a Ariana y a Alex a ser las mismas, ya que efectivamente, dentro de sus cuerpos había unas almas que no eran las suyas.
Hubo un largo silencio que fue infernal.
-¿Y qué estás haciendo aquí? ¿Qué haces que no vas a la tienda de la bruja y le dices que dónde están las almas?
Debby se endureció, y parecía que estaba enfadada.
-¿Sabes qué? A lo mejor esto no hubiera ocurrido si no me hubieras espiado. Liza, no sé como lo haces pero siempre metes la pata, y siempre hay una consecuencia.
-Tienes razón, y sabes qué, no debería de habértelo contado, ya que ni siquiera sabes de lo que se trata, ni tampoco tienes sentido de la comprensión. Puede que yo siempre meta la pata, pero tú ni siquiera sabes con quien te relacionas ni que te va a pasar si descubre que eres una Luchadora.
-Si lo dices por Dylan, él me comprende, y me.. Quiere.
-Déjame ¿quieres? Lo único que estás consiguiendo es que me enfurezca y que vaya a matarle a él y a todo el que se me crucé.
A pesar de que Debby era un año menor que yo, era muy cabezota, era la típica chica que tiene dieciséis años y se quejaba de todo.
-Eres patética.
Debby se marchó y cuando cerró la puerto lancé un cojín sobre este y me tumbé sobre la cama. Cansada, eso es cómo me sentía, quería pensar como iba a solucionarlo, pero estaba exhausta, no podía más, cerré mis párpados y me inundí en sueños, o en pesadillas, quién sabía.
“Mañana iré a por todas.”

Seis y media de la mañana, me levanté y fui a la ducha. Cuando terminé, me puse un jersey azul eléctrico ,unas pantalones vaqueros y unas botas; cogí mi sudadera y mi mochila y bajé al comedor. Tenía miedo de llamar a casa de Ariana, sentía un escalofrío que recorría mi piel, pero lo hice.
-Casa de los Jones.
-Hola Miriam, soy Liza, ¿puedo hablar con Ariana?
-Está durmiendo, pero en cuanto se levante le digo que te llame ¿de acuerdo?
-Sí, claro, muchas gracias.
Descolgué el teléfono y llamé a Alex, no se si debía de creerme que Ariana estaba dormida. Seguí y llamé a Alex, algo me decía que iba a contestar.
-¿Hola?- era la voz de Alex.
-¡Alex! ¡Soy yo Liza!
-Liza… ¿Qué haces llamándome a las siete menos cuarto de la mañana?
-¡Alex, cuánto me alegro de oir tu voz!
-Si… ya … yo también me alegro, supongo- dijo Alex algo confusa.
-Bueno, tendremos que quedar ¿no?- le dije.
-Claro, en cuanto me levante … quedamos en frente de la casa de Ariana a las siete y cuarto, y luego vamos a desayunar- Sonreí hacia mis adentros-. No llegues tarde.
-Por supuesto que no, hasta luego.
-Adiós.
Volví a descolgar. Hubo un cambio radical en todo lo que había ocurrido. Alex no se había percatado de lo que ocurrió, y claro, yo obviamente no le iba a decir que le apuñalé con una espada. No. No lo iba a hacer, aunque fuese la verdad. Faltaban diez minutos para que fuesen las siete y cuarto así que salí de casa corriendo, necesitaba saber si estaban bien. Como me alegraba que hubiese señales de vida. Aún estaba en casa cuando queaban quince minutos para que fuesen las siete y cuarto. No quería quedarme a esperar en casa, así que me fui y me dirigí a casa de Ariana. La calle estaba desierta y hacía mucho frío, el viento me susurraba palabras “¿qué estas haciendo aquí, pequeña? Deberias de estar en casa” “Esta calle es peligrosa”. No sé si fue el viento, o las palabras eran producto de mi imaginación, pero esas palabras no iban a conseguir que me echara atrás. Dispuesta, continué mi camino y me encontré a Alex por el camino. Me tiré sobre ella y la abracé con todas mis fuerzas.
-¡Liza! ¿Pero qué haces?- Debía de ser muy discreta así que simplemente me callé.- ¡Liza!
Alex estaba muy guapa, su pelo negro intenso brillaba como el sol, y sus negruzcos ojos daban expresión de no haber entendido nada. Vestía una bonita blusa blanca, unos pantalones verdes y zapatos blancos que conjugaba con su vestimenta.
-Vale, Liza, no pillo nada.- me dijo confusa.
-Únicamente te he abrazado.- le dije con una sonrisa.
Alexandra se calló y yo la imité. Ambas caminamos hasta llegar a nuestro destino. La casa de los Jones. Llamamos a la puerta, y efectivamente Miriam Jones nos invitó a pasar. La casa de los Jones era de un estilo elegante, había un jarrón lleno de rosas blancas encima de una mesa redonda con un mantel rojo. El sofá era gigante, de color rojo también, y en frente de estaba había un televisor de unas cien pulgadas. El salón estaba lleno de fotos con marcos de color negro, y lo que más me llamaba la atención es que había otra habitación en la que había dos estantes grandes llenos de libros gigantes; también había estantes con platos de porcelana, a la señora Jones le gustaba coleccionar ese tipo de cosas. Lo que más destacaba era el piano negro de cola y la guitarra acústica que estaban cerca de la ventana, que por cierto daban unas vistas maravillosas del amanecer de Drakness. Si el salón era amplio, no me podía imaginar como era el resto de la casa. La escalera era de madera de un color marrón oscuro, que daba a la planta de arriba, en la que estaban los dormitorios. Según me había contado Ariana, sus padres, Joseph y Miriam Jones, eran ingenieros, y lo que más le gustaba a su padre era el arte de la música.
-Bueno chicas, os dejamos.- nos dijo Miriam Jones.
-Adios-dijimos Alex y yo.
Ariana bajó en cuanto sus padres se fueron y nos dirigió una mirada fulminante.
-Buenos días señorita Jones- dijo Alex.
-Sabes que no me gusta que me llamen así.- contestó Ariana.
-Lo sé.- dijo Alex.
Ariana hoy vestía un jersey negro y unos pantalones rojos intensos, sus ojos verdes destacaban tanto, que no me atrevía a mirarla a los ojos.
-¿Nos vamos a desayunar?-pregunté.
-¿Qué hora es?- preguntó Ariana.
-Las siete y media- contesté.
-Bueno, pues entonces tenemos tiempo para desayunar y para hacer algo más.- me contestó Ariana mirándome fijamente a los ojos.
-No sé que tramas Ariana, pero tu mirada lo dice todo.- contestó Alex.
Ariana rió con una risita irónica y se calló, cogió su mochila, abrió la puerta y se giró para vernos a Alex y a mi, que estábamos paralizadas.
-Vamos a desayunar ¿no?- nos dijo.
-Claro- contestamos Alex y yo.
Fuimos a la cafetería del centro y cogimos un asiento cerca de la ventana, y vi a la pandilla de Debby acercándose a la cafetería donde estábamos nosotras.
-Mirad quiénes vienen- Ariana y Alex giraron para ver quien venía-.Dylan, Debby,Jack, Madeleine y …
-Anthony-contestó Alex.
-¿Quién es Anthony?-pregunté.
-El nombre del chico que no sabías cual era su nombre- me contestó.
-¡Oh! ¡Ja,ja,ja,! Así que Anthony ¿no?- le dije a Alex.
-Sí, pero le llaman Anth, es el hermano mayor de Madeleine- me dijo.- Estuve saliendo con él pero lo dejamos porque se cansó de mí y se fue con otra.
-Pues es muy guapo- interrumpió Ariana.
-Lo sé- dijo Alex.
-Nunca le he visto por aquí-dije con duda.
-Vive a las afueras de Darkness, como Dylan- dijo Alex seria viendo que el grupito de los Victoriosos y Debby se acercaban.
Observé a Anth, tenía el pelo rubio, como su hermana, y tenía los ojos grises, parecía un trozo de cielo caído, eran tan bello…
-¡Au!- Alex me había pegado una patada en la rodilla.- Pero qué haces.
-Haciendo que vuelvas al planeta Tierra- Me dijo con cara divertida.- Sé que es una belleza, pero no es para tanto …
-Perdón- dije sonriendo.
Jack pasó cerca de mí, pude oler el aroma de su perfume, pero lo malo fue es que también pude oler el perfume femenino de la chica que la acompañaba, Madeleine. El grupo de amigos se sentaron cerca nuestra, podía ver que Dylan miraba a Ariana y que Alex miraba a Anth con cara triste. Yo sentía que alguien me miraba, pero no quería mirar a nadie, ya que ese grupo de gente, no me caía demasiado bien.
-Creo que deberíamos irnos- dije.
-¿Por qué?- me preguntó Ariana mientras que tomaba un sorbo de su café.-Está bien, nos iremos en cuanto me beba esto, ¡no he desyunado!
-Por mi nos podemos quedar aquí todo el día…- dijo Alex que no paraba de mirar a Anth.
-Te ha dado fuerte ese chico ¿no?-le dijo Ariana.
Alex no dijo ninguna palabra, parecía que estaba hipnotizada por Anthony, y razón que tenía para estarlo, él era tan … guapo…
En cuanto pensé que Anth era guapo, Jack me miró, y yo también le miré. No tenía vergüenza de mirarle esta vez, sentía una ira impresionante en cuanto me miró con esos ojos feroces. Parcía que estaba celoso de que yo pensara que Anth era guapo.
-Esto es ridículo-dije en alto.
-¿Qué has dicho?- dijo Ariana.-Otra vez diciendo en alto lo que piensas ¿verdad?
-Si, y solo lo hago en momentos en el que estoy a punto de estallar.- dije.
-Vale, vale, ya me acabo el café, gracias por la indirecta- me contestó Ariana con tono divertido.
Ariana se bebió el café con tranquilidad, lo que me causaba unos nervios tremendos. Los minutos me resultaban horas, no podía más.
-Por favor, Ariana.
-Ya he acabado, vámonos.
Nos levantamos de nuestros asientos, Jack nos imitó y yo salí corriendo de la cafetería. Miré hacia atrás para comprobar que Jack no me seguía, y cuando volví la vista hacia delante él estaba enfrente de mí. Estábamos ya alejados de la cafetería, estaba a punto de gritar, pero su dedo índice me impidió decir ninguna palabra. Me levantó la barbilla para fijar su vista en la mía, mi boca estaba a muy pocos centímetros de la suya, pero derepente quitó la mano de mi barbilla y me dio un trozo de papel.
-Hasta luego- me dijo.
Pero …. Y yo que creía que me iba a besar, ¡ha jugado conmigo! Pensaba.
Apreté el puño y me quedé allí, sin sabe qué hacer.






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Aquí tenéis el capítulo 9 ;)

Alex conoce a Anth, no le conoce, sino que estuvo una temporadita saliendo con él.
Dylan mira a Ariana ..... ¬¬)
y Jack sigue a Liza para darle un trozo de papel .....

Tendréis que esperar al siguiente capítulo, pero por ahora disfrutad de este.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Capítulo 8: Creí haber olvidado...

Mi cara, fría, estaba manchada de lágrimas. Permanecí quieta al ver a Ariana y a Alex tumbadas sobre el suelo mirando hacia el cielo. Sus ojos estaban paralizados, el color de sus iris habían perdido el tono que las hacían brillar; los copos de nieve se posaban sobre sus pálidos brazos, ni siquiera se podía apreciar la diferencia entre el color de la piel y la nieve. ¿Qué debía hacer? ¿Volver a la tienda de brujería para ver si sus almas estaban allí? ¿O acudir a alguien para que me consolara? Consolar, que mala palabra. Yo no tenía a nadie con el que hablar, al no ser que quisiera hablar con un muerto. La señora Marshall, que era muy importante para mi no se podía enterar de esto, sino a la pobre mujer, le daría un ataque al corazón. ¿Con quién hablar? Con nadie, yo y la melancolía en un parque vacío, cubierto de nieve, yo misma me había contestado la pregunta.
-¡Liza! ¡Oh Dios!- oí una voz.- ¡Cielo santo, Liza!
Mis párpados cansados, se abrieron lentamente, y vi a una señora en frente mía. Moví la cabeza hacia la izquierda y contemplé la blanca capa de nieve en la que me había posado. Me levanté e intenté no caerme:
-¿Qué haces aquí?- lo mismo me preguntaba yo.- Liza…
Aclaré mi vista a pesar de lo negruzco que veía mi alrededor.
-… Señora Marshall, hola-dije.
-Liza, mírate, estás mojada-miré el abrigo y estaba completamente húmeda.-¿Qué te ha pasado?
-No lo sé, quiero irme a casa, por favor-contesté temblando de frío.
La señora Marshall me acompañó a la cálida casa. Entré por la puerta y vi a Debby viendo un programa de televisión. Se giró para verme y sonrió:
-¿Dónde te has metido?-me preguntó con cierta seriedad.
-Déjame en paz.-Corrí a mi habitación y me tumbé sobre la cama, sobre mi plácida cama.
A pesar de que intentaba ocultar la realidad, lo que de verdad había ocurrido, me resultó difícil. Sabía lo que había pasado. Sangre, espada, parque, nieve… Ariana y Alex. Una incertidumbre me atravesó la cabeza; intenté adivinar de qué se trataba, pero me dolía la cabeza, tenía frío y sobretodo, tenía sueño. Me quité las prendas mojadas y fui al baño para darme una ducha. El agua caliente relajaba mi cuerpo, hacía que me sintiera bien. Terminé y me puse la toalla, me sequé el pelo y me puse el pijama.
-¡Liza!-mi hermana me llamaba.
Bajé a ver que pasaba, y vi a Debby sujetando un sobre en la mano. Me acerqué a ella y cogí el sobre. Lo olí; olía a papel nuevo, nada desgastado, me daba buena sensación. Volví a mi habitación junto a la carta y me senté en una silla.



Phillippe Lacroix -Avenue Champs Elises, Paris.
Estudio de musique Pierre Benoir.

21 de octubre 2011

Bonjour Liza!

Hola, ¿cómo estás? ¡No he hablado contigo hace mil años! Bueno, espero que estés bien. ¿Qué tal van por ahí las cosas? ¿Qué tal están tus padres?
Demasiadas preguntas ¿no crees? Pero sé seguro que me las vas a responder.
Estoy en Francia, justamente en la capital, en París, ¿a qué te has quedado con la boca abierta cuando lo has leído? Pues sí, estoy en París, en la ciudad del amor y de la belleza. La verdad es que aquí todo es demasiado real. El sena, la torre Effiel, la música cospel, los cabarets, los campos Elíseos, el arco del Triunfo, la plaza de la Concordia… Parece que estoy en una película. Y tú, ¿dónde estás? ¿sigues en Londres?
Te escribo ésta carta precisamente porque aunque no te lo creas, pienso en ti todos los días, no te he tenido olvidada. Habrás crecido ¿no? Tendrás unos dieciséis años, como yo. Seguramente te preguntarás porqué no voy al grano, pues bien, solo quería ser considerado, pero allá va la historia de porqué me fui de Londres.
Mis padre consiguió un trabajo mejor y nos tuvimos que mudar. No se lo dijimos a nadie porque mi madre no quería que se enterasen de nuestros asuntos personales, por lo tanto, mi boca debía estar cerrada, y así fue. Llevo dos años aquí en Francia y la verdad es que me va genial. Mi padre es doctor en una clínica y mi madre es guía turística; me encanta cómo le explica a los turistas la historia de cada monumento, lo hace tan bien… Y yo… bueno, yo soy músico, o bueno lo pretendo ser. Nuestro buen amigo Pierre, tiene un estudio de múscia, y me deja entrar cuando yo quiera a grabar mis canciones. Como sabrás, toco el piano. La música me aleja del varrullo del instituto y hace que flote en el aire por cada nota que oigo ¿te lo imaginas? ¿Te imaginas que bailásemos, tu y yo un baile mal sincronizado cerca de la torre Effeil? Sería algo emocionante, sería un deseo cumplido. Liza, como te he dicho antes, no me he olvidado de ti, y te sigo queriendo, y siempre lo haré. Je te ame , Liza. Sé que son muy pocas palabras, pero con tan solo dos, yo te lo digo:
Te quiero,


Phill



P.S.: ¡Envíame una carta pronto! Cuéntamelo todo, palabra por palabra. Un gran abrazo para tus padres.



¡Qué bonita letra! ¡Era Phillippe! Mi gran amigo Phillippe. Lágrimas se deslizaban por mi cara. Se había acordado de mí. “Je te ame, Liza”. Leía esa frase unas cien veces. “Un gran abrazo para tus padres”. Otro centenar de lágrimas se derramaban de mi ojos, y el sabor salado de cada gota entraba en mis labios, haciendo que recordara algo que se suponía que ya había superado: la muerte de mis padres. Si, esto parece la historia típica de una novela; la típica novela en que la chica no vive con sus padres o que la habían abandonado, pero no, eso no era una novela, eso era algo real, algo que te pinchaba el corazón. Más lágrimas inundaban mi cara. Parecía mentira, que una carta de un viejo amigo me pusiera tan triste, cuando se suponía que debería de estar sonriendo. Era complicado. Pero me alegraba mucho por Phill, me alegraba mucho de que el estuviera bien con su vida. En cambio, mi vida, es una pesadilla, estoy intentando buscar una luz en medio de la oscuridad, algo estúpido. Pensaba. Había matado las vidas de mis amigas y encima estaba en casa, leyendo una carta de un chico diciéndome que me quería. Me asomé a la ventana y vi dos sombras cogiéndose de las manos. Reconocí la sombra perfecta de Jack, él estaba allí… junto a Madeleine, cerca de mi casa, en una calle solitaria. Jack me miró, y yo le miré, sus ojos estaban clavados en los míos. Ese momento mágico desapareció cuando desvió la vista hacia Madeleine, que le estaba cogiendo del hombro para que la mirase. Siguieron caminando por la calle cuando Jack se giró y me guiñó el ojo. Le sonreí y volvió su cara hacia el frente y se alejó poco a poco. Menuda coincidencia, pensaba. Cerré la cortina y dejé que la penumbra de la noche se encerrara en mi habitación. Me sentía malvada, me sentía egoísta, me sentía como si todo el mundo me quisiera matar por lo que había hecho. No me lo creía ni yo, mataba a unas impostoras, que supuestamente, eran mis amigas. Tenía que matar las almas de mis amigas con una espada que me había dado una bruja, en una tienda que se llamaba “Regalamos vidas”.
Si, todo sonaba paranormal, y parecía una fantasía horrible, pero era la realidad. Suspiré y me tumbé sobre la cama. Alguien llamó a la puerta y me sequé las lagrimas con la mano enseguida.
-La cena ya está lista…- Debby ni siquiera se había asomado para verme.- Han venido a verte…
Debby dejó la puerta entreabierta y se fue, yo la imité, me sequé las lágrimas y salí para ver quien me visitaba.
Me asusté y me llevé la mano a la boca. Intenté no gritar en cuanto las vi. Eran ellas, eran Ariana y Alex, estaban encapuchadas con una capa negra y sus rostros estaban amargos, casi como si hubieran salido de un reformatorio. Me enseñaron sus manos, llenas de sangre y a continuación se quitaron la capa y me señalaron el hueco que había en su pecho, su corazón no estaba.
-¡Nos has matado!- me gritó Ariana.
-Ahora te toca a ti.- me dijo Alex sacando una gran daga.
-No… no, por favor-les supliqué.
-Saborea tu muerte Liza, una muerte dulcemente lenta.
Saborea tu muerte Liza, una muerte dulcemente lenta”.
-¡No! ¡No!- No pude ver nada, todo era oscuro, no se que pasaba, pero sentía un cansancio tremendo.- ¡No! …
Me levanté de la cama asustada, jadeando.
-¡Liza!- Mi hermana estaba llorando.- ¿Eres idiota o qué? Dime, ¿qué te pasa?
No pude decir nada, simplemente me quedé callada. Debby me abrazó, los cálidos brazos de mi hermana estaban sobre los míos. Era algo tan añorable…
No le podía contar a Debby todo lo que había ocurrido. No se lo creería.
-Tranquila, tan sólo ha sido una pesadilla.- le acaricié la mejilla y le sonreí.- No pasa nada.
Le dije a Debby que se fuera de mi habitación, necesitaba estar sola. Como siempre, necesitaba estarlo, la soledad se había vuelto algo monótono en mi vida; siempre llovía, nunca había ningún mísero día en el que saliera el sol ...